

Hécuba, reina de Troya, símbolo de su pueblo, destronada por la invasión griega, es sometida a escarnio y sin desearlo se vuelve testigo de las crueldades de los ejércitos de Agamenón. Ella misma es víctima directa y ve con horror las muertes de sus hijos, la violencia contra sus hijas y el arrasamiento que echa por el piso el esplendor de los troyanos e incinera cualquier vestigio de la vieja gloria de los derrotados. Solo quedan algunas mujeres convertidas en esclavas y tomadas como botín de guerra. Los héroes son villanos, carecen de piedad, desafían el respeto por las reglas de la existencia y sacian sus instintos de ambición y desenfreno. El pretexto que ha desatado la guerra ha sido el amorío de París y Helena, pero la agresión ha sobrepasado los límites sangrientos de la venganza.
Diez años de obstinado sitio y una trampa urdida por Ulises vencieron lo que no lograron vulnerar los ataques y las batallas. Los ardides, la mentira, la temeridad y la sed de gloria y de riqueza dieron a los agresores el derecho a contar la historia. Pero Hécuba tiene una mirada distinta, conserva su grandeza interior y no se siente totalmente vencida: las experiencias y las sorpresivas situaciones que ha tenido que vivir la han convertido en una mujer sabia, capaz de lo imprevisible. Observa el revés de los acontecimientos y nos muestra la victoria de los derrotados. No baja la cabeza, siente que la violencia de los griegos no merece respeto, no está dispuesta a aceptar la soledad y la esclavitud como condena. Su coraje enfrenta los desafueros de la guerra mientras la rueda del destino gira de manera implacable.
Hécuba ha conocido la vida palaciega y los privilegios del poder y cuando la rueda gira se le escapan los días felices y cae en el infortunio, perdiendo todo, menos la dignidad. Se deshace de orgullos y vanidades y encuentra su propia conciencia. El dolor la acerca a verdades delirantes y su clamor interno resuena como si su voz también fuera la suma de muchas voces. La rueda del destino modifica los rumbos, cambia las condiciones y confronta a los seres humanos, descubriendo lo recóndito, develando aspectos que suelen ocultarse y que a veces riñen con la cordura. La lógica del poder es devastadora y el espíritu de esta mujer indoblegable nos lleva a un final inesperado. Hécuba, reina de sí misma, es un personaje que trasciende el tiempo y le habla a la sensibilidad de nuestra época.
Las fuentes legendarias del teatro Griego nos han proporcionado este personaje fascinante que Eurípides puso a vivir en Las Troyanas y en Hécuba. El Teatro Tierra lo ha retomado para plasmar una noción distinta de los dilemas suscitados por la insensatez de la guerra y la voracidad del expansionismo imperial.
Sunday, 03 de September
8:00 pm
Lugar: Casa Teatro TECOC